jueves, 25 de febrero de 2016

A las aguas de un río que pasa



Sentado a tu lado observo a la vida pasar,
los recuerdos desvanecidos, las miserias pasadas,
las glorias olvidadas.
Sentado a la vera de tu colosal sinfonía,
oyendo tu cuerpo pasar hacia la nada invisible,
hacia el todo inabarcable;
te miro mutar a cada instante y me reflejo en tus aguas,
me reflejo en tus aguas como queriendo ser lo que eres
ser cambio ligero, ser linfa serena,
ser y no ser y ser todo y ser nada.

Hacia lo inconmensurable caminas,
hacia el ocaso, a un final lleno de ti y lleno de tantos;
consciencia celeste, inconsciencia colectiva;
universo de universos, sueño de sueños,
ilusión de ilusiones, anhelo de anhelos;
abarcas, caminante, en paso atemporal
el pasado, el presente, el futuro.
Eres lo que no serás, y serás lo que aún eres;
eres como yo que siendo yo mismo
fui niño, fui joven, adulto soy y seré viejo,
seré viejo siendo el niño que ya no soy.

Marchando te deslizas al ocaso,
a la aurora nueva de un día claro,
al principio difuso de finales tantos;
y yo que te observo pasar me marcho contigo,
me marcho contigo en el espirar de mi respiración,
en el vagar de mis pensamientos,
en el sopor de mis sueños vencidos;
me marcho contigo en el surco de tus líneas dispersas
y en el glogloteo de tu cabellera cristalina
que roza la piel de mis frágiles dedos
y rompe la cadena del silencio sombrío.

Y pasas y pasas, caminas, caminas;
te marchas distante, y sigues conmigo,
vislumbro tu boca en el horizonte lejano,
adivino a tus ojos oteando el paisaje,
a tus brazos alargando la esperanza de abrazar lo inasible
y a tus pies rezagados les escucho remontar
la estela sinuosa de tu cuerpo abundante.
Y pasas y pasas y no terminas de pasar,
y es como si regresaras, como si volvieras,
como si no desearas seguir el camino
y te quedaras a acariciar las riberas que amas,
que extrañas y no dejas
posponiendo el final, retardando la ilusión.

Aquí yo me quedara contemplándote volver,
contemplándote ser y dejando de ser,
aquí te admirara indefinidamente
hasta rayar el alba de la esperanza anhelada,
pero debo regresar a mi cauce florido,
a mi causa latente, al potente latido;
debo volver a mi sinuosa vereda
 y descomponer los enigmas todos
de la sinfonía inconclusa que se esparce en el aire.
Se libre, fugaz, continúa tu cíclico camino,
continúa tu búsqueda que seguiré yo la mía,
¡Avancemos al horizonte que se nos oculta!


 Jul. 04-2011

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