Las horas que en tu compañía paso,
de mi alma, fiel y dulce compañera;
desde el amanecer y hasta el ocaso,
son instantes de dicha placentera.
Y juntos tendidos sobre la estera
poblamos de estrellas al cielo raso
montados al lomo de una quimera
y mientras nos funde un cálido abrazo.
Son las horas a tu lado, fugaces
y de penas y de cuitas voraces.
A tu lado yo no siento temor
ni angustia o dolor, locura o desgana;
por ti es que despierto cada mañana
cantándole a la vida y al amor.
Jul. 8-2005
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