en las albas páginas del fino arte,
y erigir tus versos como baluarte
con tu capacidad
recitatoria.
Permite a las palabras
elevarte
para que escribas una nueva
historia,
sin pretensiones y sin
vanagloria,
portando humildemente el
estandarte
para que nadie nunca nada
diga
de tu lejanía de anacoreta
ni con bajeza siembre
alguna intriga
antes bien, que pacientes
les bendiga
tu palabra y tu ritmo de
poeta.
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