Háblame ahora, que me
tienes frente a ti,
y no mañana cuando me haya
ido;
cuando no sea sino la
frustración de la palabra que callas.
Háblame ahora que tenemos
el tiempo,
que no hay eternidad que
nos separe
ni imposibilidades físicas
que dificulten nuestra charla.
Es en el aquí y ahora que
es posible encontrarnos,
solo en este momento nuestras
miradas pueden cruzarse;
no en un deseo ferviente
ni en la ensoñación de un
sueño MOR.
¿Qué esperas, entonces,
para hablarme,
para decirme eso que
callas y no revelas?
Aprovéchame mientras estoy
consciente,
mientras mi voz cansada
aún pueda acariciarte
porque una vez haya
partido
no habrá segundas
oportunidades para lo no dicho.
Solo cuando no queden
temas para compartir,
o cuando la voz duela más
que todos los silencios,
callemos;
pero digamos con un abrazo
todo nuestro afecto,
como si se nos acabara el
tiempo en ese abrazo,
como si fuera la despedida
que seguramente no nos diremos.
Aprovechemos este momento,
no tendremos otro,
y aunque lo tuviéramos,
¿no es mejor estar ya preparados
para todo?
Digamos ahora lo que no
nos hemos dicho;
las palabras, los besos,
los abrazos,
los “te amo” proscritos de
nuestras bocas…
el adiós del que huimos
llegará,
¡que no quede nada para el
arrepentimiento!
Mar. 18-2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario